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Amor o dependencia emocional

¿Cuál es la diferencia entre amar y depender?

No es fácil definir lo que es amar. En el contexto de pareja, si amo a una persona le digo que “estoy contigo porque quiero, me gusta compartir mi vida contigo no porque te necesito… si tu quieres compartir conmigo”. En una relación basada en el amor, las dos personas estan juntas por el placer de compartir con el otro aquello que cada uno es y que le hace sentir bien consigo mismo, no para que el otro le proporcione lo que a uno siente (consciente o inconscientemente) que le falta. Podríamos decir que la persona que vive una relación con amor (que conviene diferenciarla de enamoramiento) se siente completa, libre y puede recibir y dar bienestar a su pareja en una relación de intercambio entre iguales.  Sin embargo, la dependencia surge del miedo, miedo a no valer suficiente, a no poder vivir solo, a estar incompleto, a  morir si el otro se va… La dependencia, o apego patológico, crea relaciones desequilibradas, conflictivas o superficiales en las que no podemos desarrollar nuestro potencial personal creativo. A veces, y eso es menos conocido, una persona dependiente se muestra segura pero bajo la coraza de esa falsa seguridad es incapaz de sentir amor e intimidad, de relacionarse desde un plano de igualdad con el otro.

Es importante señalar que como en todo, hay grados de dependencia, y lo importante es que la persona detecte como le afecta un tipo de relación así en su vida y de que manera impide un desarrollo personal sano.

 

¿Qué perfil de personas están más predispuestas a tener este tipo de relaciones?

Sin duda, personas emocionalmente frágiles, personas que han tenido una infancia difícil en la que los padres no han estado presentes física o emocionalmente o que tenían una relación de pareja dañina, en definitiva personas con carencias emocionales. Cuando de niños no nos hemos sentido seguros con el entorno encargado de protegernos, nos ha sido difícil madurar y ser independientes de manera sana. Hemos desarrollado estrategias para que nos quieran (o para que no nos hagan daño) que hemos mantenido después en la edad adulta. Se entiende bien con un sencillo ejemplo. Si de pequeña mis padres tenían problemas económicos graves y mi padre llegaba a casa nervioso y agresivo, yo me decía “mejor me quedo quietecita para que papá no se enfade y hago lo que me pida. Si obedezco, me querrá”. Este patrón basado en el miedo, se repite inconscientemente de manera automática en la vida adulta. Encuentro parejas con las que me relaciono de manera sumisa, o también  soy una  “empleada ejemplar”… obedezco a cambio de no tener conflicto. Esto a veces es adaptativo y me hace bien, pero otras veces es el primer paso para no poner límites y permitir abusos.

Debe quedar claro que ante una misma situación de desamparo o heridas emocionales, se desarrollan estrategias distintas (que son los diferentes tipos de carácter). Por eso en una relación de dependencia emocional, los dos miembros de la pareja son “codependientes” y ninguno de los dos puede dar o recibir amor. Tendemos a definir como dependiente al miembro aparentemente más débil, pero la persona fuerte “necesita” al débil para mantenerse en la relación, que es una relación basada en el poder o el miedo, en lugar de estar basada en el amor.

 

¿Cuáles son las señales o síntomas de estar inmerso en una relación de dependencia?

Algunas frases o creencias que pueden ser indicadores:

-“es que necesito a un hombre/ a una mujer en mi vida para sentirme bien”, “sin ti no soy nada”.  La pareja es lo más importante en la vida de la persona, más que uno mismo. Indica una una baja autoestima

-: “donde estás, con quien estás, qué haces, qué piensas…” Deseo de afecto constante y de contacto ininterrumpido. Estar juntos o en contacto a través de móvil todo el tiempo posible, de manera adictiva.

-“con lo bien que estamos juntos, no necesitamos a nadie más” Tendencia a que la relación sea exclusiva, los amigos desaparecen, se crea una especie de burbuja de dos.

-“lo que tu digas, cariño” “lo que yo te diga, cariño” La pareja se relaciona a través de poder-miedo, uno somete y el otro es sometido. Esto puede incluso ser aceptado tácitamente, sin que sea cuestionado.

- “por favor, no te vayas, cambiaré, si me dejas me muero” Miedo a la soledad y por tanto el abandono o el rechazo de la pareja se vive como una catástrofe, como dejar de existir. A menudo este tipo de  relaciones se rompen y se recomponen continuamente.

-“tengo mucha mala suerte, siempre me encuentro con el mismo tipo de hombres” (o “mujeres”) Muchas relaciones de pareja y parejas de un mismo perfil. Tras la ruptura hay resentimiento o desprecio hacia el otro miembro de la pareja.

 

Ante esta situación, ¿qué se puede hacer?

dependencia-emocionalEl primer paso, y seguramente el más difícil, es reconocer que uno tiene una relación de dependencia emocional. A veces, la persona necesitará recurrir a un profesional psicólogo o terapeuta para que le ayude a tomar conciencia de la situación, del sufrimiento evitable y le ayude a ver las heridas y curarlas. Es necesario comprender cual es el vacío que quiero llenar con esta relación y reconocer que ese vacío sólo se llena aceptando la realidad y tomando responsabilidad sobre ella, sin esperar un príncipe azul o una segunda mamá para que cubra mis necesidades infantiles. Esa etapa infantil debe quedar atrás para construir relaciones saludables entre adultos y poder desarrollar el potencial personal y disfrutar de un proyecto de vida.

¿Se puede prevenir “ser dependiente emocional”?

La mejor medicina preventiva es ser conscientes de nuestras propias heridas, es decir, de las experiencias difíciles de la infancia que no hemos integrado. Situaciones que como niños vivimos con miedo, impotencia o desesperación nos condicionan negativamente nuestro presente en forma de miedos, bloqueos, resentimiento, sentimientos de desvalorización, impotencia o abandono.

Si somos más conscientes de todo ello, podemos afrontar nuestras situaciones relacionales de nuevo con recursos de adulto, sin proyectar en nuestras parejas antiguos patrones basados en las carencias. Digamos que si comprendemos nuestra necesidad emocional y nos cuidamos de ella nosotros mismos, si somos capaces de decidir, sin depender de la aprobación de otro y a la vez asumimos la responsabilidad de nuestras decisiones y sentimientos, podremos construir relaciones sanas, libres de dependencia.

En realidad más que prevenir, se trata de hacer un proceso de maduración personal, lo que en psicología se conoce como el proceso de individuación.

 

¿Cuáles serían los elementos indispensables para una relación de pareja sana?

Respeto ante todo, tanto respeto hacia sí mismo como hacia el otro miembro de la pareja. En una relación sana caben las diferencias y las discusiones, un cierto grado de conflicto pasajero, pero no la falta de respeto. Si hay falta de respeto no hay amor. Además, libertad, tanto para uno mismo como para el otro, igualdad, deseo genuino de compartir aspectos importantes de la vida y un grado de compromiso basado en el querer cuidarse uno mismo y también cuidar del otro a nivel afectivo.

 

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Anna Ferre Giménez

Psicóloga y terapeuta Gestalt y de constelaciones.


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